¡Feliz Año! Tras las indigestiones, el destrozo de villancicos, las juntanzas varias, el empacho de turrón y las comidas interminables... aquí estamos de vuelta. Supongo que os habrá pasado como a mí, te organizas las fiestas para aprovechar para hacer un montón de cosas que en tu día a día no puedes hacer y al final no has hecho ni la mitad.
Mi propósito para estas fiestas era hacerme un cuello amarillo huevo (además de un montón de lanaritas, 3 gorros, una chaqueta...) y pude completar sólo uno de ellos y es el que os enseño hoy en el blog. Mi cuello tenía que cumplir dos requisitos:
1. que fuese enooorme
2. que fuese amarilla-huevo.
Mi señora madre como no sabía qué pedirle a Papá Noel para regalarme decidió pedirle estas 4 madejas de ovillos (si, si, habéis oído bien, ¡cuatro!) que además de ser el color que quería, son supergustosas porque están compuestas de 75% de lana y 25% de acrílico.
Al terminar el proyecto no sé qué me pasó, que decidí que era muy monótono, así que lo terminé con lana gris.
Y proyecto finiquitado.
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